jueves, 15 de octubre de 2020

Monólogo metacognitivo

Una metacognición no es tal cosa si no se vuelve sobre ella. Me he hecho consciente de una de mis formulas: a veces no sé si tal cosa u otra; quisiera creer esto a pesar de aquello. Pues bien: a veces no sé si vuelvo aquí por vicio, costumbre, necedad o asuntos inconclusos; quiero creer que sigo en una búsqueda de respuestas, mías y tuyas, más tuyas que mías, a pesar de haber dicho que las razones por las cuales ha pasado nuestra historia —que tuvo que ser esta y no otra— ya no importaban y que no tenía más palabras para vos. Necesito, entre otras varias cosas, saber que no estoy hablándole a la literal nada.

Los días ahora pasan como una estampida, por eso ya no los cuento. En todos ellos he querido preguntar más allá del comienzo de Lo que no tiene nombre o de la insignificante hora de una matrícula. Y han sido todos esos días los que me han servido para darme cuenta de que no se me ocurren más excusas tontas, para recordar cuanto aborrezco las superficialidades, y que con todo eso mi necesidad de hablarte, de contarte cosas, es superior a mis resabios.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario